domingo, 10 de octubre de 2010

Susurros de un martes cualquiera

Te vas a ir y me vas a dejar con el susurro de tu voz en mis oídos, o de tu voz en un domingo de resaca o de un jueves por la tarde. El problema de que te vayas no es que no te pueda ver o sentir-sé que la distancia es una excusa-el problema es que no voy a tenerte los días "cualquieras", esos en que te levantas con el peso del lunes o de un miércoles, esos en los que a medida que avanza el día se transforman porque los factores que gobiernan mi vida siguen la propiedad asociativa, esos en los que no tengo ninguna razón para llamarte, simplemente quiero saber de ti, son en esos días donde tu susurro y tu risa se alargaran como sombras de molinos de viento.

No es lo mismo no poder verte, que saber que no voy a poder verte. El individuo poderoso no es el que enseña su poder sino el que sabe que puede utilizarlo.

Sentiré un vacío interior, y me aterrará no poder susurrarte al oído y tendré que adaptarme a tenerte "lejos".
No me gusta, no quiero, no deseo, no me da la gana, no quiero que te vayas y me dejes "sola", tener que "sustituirte" , no quiero hacerlo, y tengo urticaria en cada poro de mi piel, de saber que se acerca el día en el que te tendré que decir hasta pronto. Me va a doler, lo sé y no estoy preparada.

Sé que sigues un sueño, lo sé, hemos soñado tantas veces juntas, ponemos tanta atención cuando nos susurramos que tus sueños son parte también de los míos.
Por los desfiladeros de la distancia, las despedidas, las ilusiones, los sueños y los autoengaños, cuanta sombra de molinos de viento, chiki. Contra toda esa sombra, la vida nos ofrece pomadas.

Yo voy a comprar una que no tenga efectos secundarios, que pueda utilizarla siempre que quiera, que no caduque, sé que nunca lo hará, que me la unte sobre todo en los ojos y en los oídos para tenerlos afinados para cuando te vea y te escuche, que pueda aplicarla a cualquier hora del día y que sabré que surtirá efecto, una pomada que me ayude a suavizar los dolores del alma, porque eres muy importante para mi existencia, una pomada, en definitiva que me devuelva los susurros tuyos de un martes cualquiera.

Un beso tiburona.



Nos vemos cuando nos miremos o cuando se nos reflejen las pupilas.

2 comentarios:

tiburona dijo...

Grácias por estar aquí...

elcansaito dijo...

Gracias por estar allí....