miércoles, 3 de septiembre de 2014

Somos el tiempo que nos queda

Tramontana empieza a soplar entre las calles de Ithaca. En su camino, Mistral le saluda y entre los dos, se llevan los restos del verano. Rojos, naranjas, marrones, amarillos, son los colores del otoño. También lo son el azul de la playa, el naranja de las puestas de sol en Tarifa, el blanco de la Luna llena de Miami, el marrón de tus ojos reflejados en mis pupilas, el rojo de los recuerdos de las sonrisas impresas en tu cara de felicidad, y como no, el verde de la esperanza de que esto nunca se acabe.

Si hacemos un leve esfuerzo, allá en lo más superficial de nuestra memoria se vuelve a quedar una cicatriz del tiempo. Verano es sinónimo de Libertad. El año que viene volveremos a tapar con más recuerdos lo que se lleva el tiempo.

Dentro de poco volveremos a partir.

Bienvenido seas septiembre, déjame que te eche en  mi mochila de mi vida. Mientras dejo memoria de lo que pudo haber sido pero no fue.

Somos el tiempo que nos queda y el futuro es una falacia.


Nos vemos cuando nos miremos o cuando se nos reflejen las pupilas